Encontrar la armonía perfecta entre comida y bebida es ideal para mejorar cualquier encuentro gastronómico. Si se trata de maridar queso y vino, la sumiller Mariana Gil Juncal tiene algunas consideraciones.
“Cuando pensamos en cómo combinar el queso con el vino podemos empezar recordando que tanto el queso como el vino son productos nacidos a través de la fermentación de una materia prima que logra en todo ese proceso de transformación algo totalmente distinto y mucho más complejo”, explica la también periodista para Vinetur.
Existiendo un universo casi infinito de vinos y quesos, esa combinación entre ambos elementos variará según las características de cada uno, la cual tendrá una amplia gama de “colores, aromas, sabores y texturas que nos dejarán el paladar totalmente extasiado“.
Sin embargo, a la hora de maridar queso y vino hay que saber escoger bien, siempre pensado en características que se complementen y no en que estas puedan suprimir el potencial del otro insumo.
Maridad queso y vino no es tan complicado
Para los blancos
“Al contrario de lo que la mayoría cree, el vino blanco es el mejor aliado del queso”, dice la sumiller. Esto se debe a su frescura en boca, ideal para “equilibrar la mayoría de los quesos de la familia de blandos y frescos“.
“Estos quesos suaves en general pueden lucirse con vinos blancos y jóvenes de buena acidez y frutados como el Sauvignon Blanc o el Chenin Blanc. Aunque siempre hay que dejar una ventana abierta para los que prefieran algún rosado bien ligero, un espumoso fácil de beber o algún tinto bien chispeante como algún Sangiovese”, agrega la conocedora del vino.
Para los dulces
La idea de que los vinos dulces y los quesos van por caminos separados es, para Mariana, solo un mito. “El vino desde siempre combina a la perfección con los sabores dulces ya que en tablas o picadas suele estar acompañado por mermeladas, frutas, miel o pasta de membrillo”, explica.
Una de sus recomendaciones es maridar algún queso azul con “una copa de Oporto, Sauternes o una cosecha tardía”. Un junte que generará una “sensación única y una explosión de sabores”.
“También los vinos dulces van muy bien con quesos de pasta blanca como el brie o el camembert”, agrega.
Para los tintos
“Si somos fan de los quesos de texturas un tanto más duras como el pategrás, el gouda, el emmental o el gruyere llega la hora de descorchar tintos con gran cuerpo”, dice Gil Juncal. Para la sumiller, cualquier elección es perfecta, tomando en cuenta que cada vino tiene su personalidad y dará reusltados diferentes.
Maridaje por analogía
“Este maridaje sucede cuando elegimos sabores y aromas de quesos y vinos que sean similares para potenciar las características de ambos. Por ejemplo, un queso suave como el Camembert sin saborizar amplifica el sabor de un delicado Syrah“, dice la española sobre este punto.
Maridaje por contraste
Cuando los polos opuestos se atraen, también hay que saber escoger. Esto porque si uno de los dos elementos es muy fuerte, podrá opacar al otro. “Siempre hay que recordar que un buen contraste puede fortalecer a ambos como cuando elegimos un tinto con mucha potencia como un Cabernet Sauvignon o un Chardonnay con mucho cuerpo para acompañar algún queso picante y duro como el gruyere”, finaliza Mariana.