¿DÓNDE COMIENZA SU HISTORIA?
En Escocia se han estado destilando bebidas por más de 500 años. En aquel entonces, al destilado producido se le conocía como «uisge breatha» o «el agua de la vida», como se traduce del gaélico.
A medida que pasaron los siglos y los métodos de destilación mejoraron, se lograron avances considerables en la creación del destilado. Tenemos que agradecer a ciertos monjes por la difusión de sus destrezas, cuando se mudaron desde monasterios a comunidades en donde pusieron en práctica sus habilidades.
Las noticias sobre los métodos de destilación pronto se propagaron de aldea en aldea y algunas personas creyeron que los destilados podían usarse para una variedad de cosas, como la preservación de la salud, prolongar la vida, ayudar con los cólicos e incluso en el tratamiento de la viruela. Sin embargo, no hay evidencia de que los destilados tuvieran algún beneficio directo para la salud.
Los años transcurrieron y el «uisge breatha» se empezó a conocer como whisky. Para ese entonces, ya se había convertido en una parte integral de la vida en Escocia y se ofrecía con frecuencia a los visitantes al llegar a su destino, como un brindis de bienvenida.
Cuando los whiskies de grano comenzaron a producirse en la década de 1830, ocurrió una revolución en la historia del whisky escocés. La mezcla de estos whiskies de grano más ligero con los whiskies de malta de sabor más intenso, amplió considerablemente el atractivo del whisky escocés. Fue en esta arena que un hombre llamado John Walker construyó su reputación de mezclar y experimentar con whiskies de las cuatro esquinas de Escocia.
¿CÓMO SE HACE EL WHISKY ESCOCÉS?
Los granos o semillas de cebada se empapan en agua hasta que se brotan.
Cuando los granos han brotado, se secan y se tuestan en un horno enorme llamado kiln. En la producción tradicional de whisky escocés, el horno era de turba, lo que le daba a Scotch su característico sabor. Hoy en día, todavía se utilizan diferentes niveles de humo de turba para influir en el ahumado final del whisky, ofreciendo una amplia gama de bebidas: desde whiskies más pesados como la variedad Caol Ila a otros más ligeros, menos expuestas a la turba, como Oban.
Los granos de cebada que se secan y se tuestan, ahora se consideran «malteados». La cebada malteada se muele y se tritura con agua caliente y el líquido azucarado resultante (llamado «mosto») se separa de los granos del puré.
Luego se agrega levadura al mosto y se fermenta. Esto toma entre dos y cuatro días. Después de ese tiempo, el líquido (o «lavado» como se denomina) tiene un sabor bastante similar al de una cerveza. Con un volumen alcohólico de alrededor del 9%, el tiempo que permanece después de que se crea el alcohol, hace una marcada diferencia en el destilado final.
Ahora es el momento de destilar (calentar y enfriar) el lavado en un alambique de cobre. Al mantener la temperatura de ebullición por debajo de 100 ° C, el agua permanece mientras el alcohol se separa del líquido en forma de vapor. Ese vapor se enfría de nuevo y se convierte en otra vez en un líquido. El producto final de la primera destilación, no es lo suficientemente fuerte como para ser llamado un destilado, por lo que el proceso vuelve a suceder (en menor tamaño). La destilación lenta permite mucho contacto con el cobre, dando un whisky ligero y delicado. En contraste, una destilación más rápida, minimiza el contacto con el cobre y produce un líquido aceitoso y más denso.
El whisky escocés puro de malta se destila casi siempre de esta manera, mientras que el whisky escocés de grano único se destila en un proceso continuo, en columnas fijas, lo que lleva a un whisky más ligero y suave. Después de la destilación, el espíritu debe madurarse en barricas de roble (en Escocia) durante un mínimo de tres años antes de que pueda llamarse whisky escocés.
¿QUÉ PAPEL JUEGAN LAS BARRICAS?
Entre el 30% y el 70% del sabor de un whisky, se desarrolla a medida que madura en las barricas de roble, debido a la interacción del destilado con la madera.
Las barricas nuevas de roble emiten un sabor demasiado fuerte, por lo que la mayoría de los whiskies escoceses se maduran en barricas de segunda mano, donde se impregnan de muchos sabores diferentes dependiendo de para qué se utilizaron las barricas previamente. Por ejemplo, las barricas de roble americano que alguna vez contenían bourbon le dan notas dulces de vainilla, coco y un color más claro, mientras que las barricas de roble europeo, que anteriormente contenían jerez, le dan al whisky un sabor más rico, afrutado y un color más oscuro.
¿QUÉ ES EL BLENDING?
El blending es la parte del proceso donde el arte se encuentra con la ciencia y varias barricas se mezclan para crear un líquido consistente, equilibrado y excelente. En el caso de un whisky escocés puro de una sola malta, esto ocurre cuando se combinan varios barriles de la misma destilería. En el caso de un whisky escocés mezclado, es cuando se mezclan muchas barricas de destilerías de toda Escocia.
El blending es un proceso altamente calificado, que consiste en mezclar diferentes whiskies para crear un producto final que es mayor que la suma de sus partes. Cada whisky individual tiene su propio sabor y carácter, por lo que depende del conocimiento, la experiencia y la intuición del equipo de mezcla seleccionar los whiskies adecuados, en la edad adecuada, para producir un whisky escocés que sea siempre excepcional.
EL WHISKY ESCOCÉS ESTÁ HECHO PARA DISFRUTARLO DE MUCHAS MANERAS DIFERENTES
No hay una manera correcta o incorrecta de disfrutar un whisky escocés. Algunas personas lo disfrutan limpio, sin hielo ni agua, pero ciertos whiskies escoceses cobran vida con un poco de agua, ya que puede ayudar a liberar matices sutiles en su sabor. Otros prefieren los suyos en las rocas. El whisky escocés desempeña un papel muy importante en la cultura de los cócteles en todo el mundo y lo ha hecho durante generaciones, ya sea en un clásico old fashioned o en algo tan simple y fácil como un whisky con soda, en un vaso Highball.
Es por esto que nuestros entrenadores Javier Mancipe y David Ríos, nos dirán en detalle las opciones en las que puedes tomar las diversas variedades de whisky como Johnnie Walker o Buchanan’s.
TIPOS DE WHISKY ESCOCÉS
Whisky escocés puro de malta: se produce utilizando una cebada malteada en una destilería individual, mediante destilación por lotes en alambiques. Debe ser embotellado en Escocia.
Whisky escocés de grano único: se destila en una destilería individual, pero con la adición de otros cereales malteados o sin maltear.
Whisky escocés mezclado: una mezcla de uno o más whiskies escoceses de malta individuales, con uno o más whiskies escoceses de grano único.
Whisky escocés de malta mezclada: una mezcla de whiskies escoceses de malta única, que se han destilado en más de una destilería.
Whisky escocés de grano mezclado: una mezcla de whiskies escoceses de grano único, que se han destilado en más de una destilería.