Es el espumoso de Italia por excelencia, dueño de un gran prestigio en el mundo. El prosecco transmite muy bien la filosofía italiana de la dolce vita. Durante muchos años ha sido el aperitivo preferido por los habitantes del país europeo, desde el norte hasta el sur de la península. En la actualidad es el espumoso más vendido en Estados Unidos y por muy buenas razones: es sabroso, refrescante, ligero y de precio accesible.

En pocos sorbos

Prosecco

Sólo puede producirse en zonas específicas de Italia.

El Prosecco DOC puede cultivarse en nueve provincias a lo largo de las regiones de Véneto y Friuli-Venezia Giulia. Pero el Prosecco Superiore DOCG sólo puede producirse en Conegliano y Valdobbiadene, en la provincia de Treviso.

Prosecco no es realmente el nombre de la uva.

En 2009, Italia reguló y protegió la denominación, tanto para la uva como para el vino. No obstante, el nombre original de la uva es Glera, ésta debe representar al menos 85% del contenido de todos los Proseccos. El otro 15% puede completarse con variedades autóctonas como Verdiso, Bianchetta Trevigiana, Perera, Glera Lunga y uvas internacionales Chardonnay, Pinot Bianco y Pinot Grigio.

No siempre es burbujeante.

A pesar de que el espumoso es el más icónico, también puede encontrarse en versión semiespumoso.

Es vino espumoso, no champagne.

No sólo es que el champagne proviene de uvas diferentes y exclusivamente de la región francesa de Champagne, sino que éste se elabora con el método tradicional. En cambio, el Prosecco se hace con el método Charmat (o método Martinotti) que consiste en la segunda fermentación en tanques de acero inoxidable, no en botella.

La oferta de Prosecco no satisface la demanda mundial.

Desde 2015 la demanda de Prosecco ha crecido aceleradamente. Sólo en Reino Unido, las exportaciones en número de botellas crecieron en un año más de 67% y, en Estados Unidos, casi 30%. Los productores están trabajando duro para que el cotizado espumoso no muera de éxito.

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